Cómo ayudar a los niños que se sienten solos
Lo que los padres pueden decir a los niños que tienen dificultades sociales, y cómo los pueden ayudar.
Expertos clínicos: Lauren Allerhand, PsyD , Bethany Vibert, PsyD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cuáles son algunas de las razones por las que los niños podrían tener problemas sociales?
- ¿Cómo puedes saber si tu hijo se siente solo?
- ¿Cómo pueden los padres ayudar a los niños que tienen dificultades?
Lectura rápida
Si tu hijo tiene dificultades para hacer amigos, hay maneras de ayudarlo. En primer lugar, trata de averiguar por qué. Algunos niños necesitan ayuda con las habilidades sociales. Esto es común en los niños inmaduros o con TDAH, autismo o el trastorno del aprendizaje no verbal. Otros niños tienen ansiedad. Pueden sentirse abrumados en situaciones sociales nuevas o en grupos grandes. Los niños con depresión suelen querer quedarse en su habitación. Puede que interpreten las cosas de forma negativa y duden del interés de otras personas por verlos. Además, a algunos niños les cuesta integrarse porque tienen intereses diferentes.
Si crees que tu hijo se siente solo, pregúntale. Empieza por describir un momento en el que tú te hayas sentido solo. Esto ayudará a los niños a abrirse. Si no quieren hablar, inténtalo de nuevo en unos días. No los presiones.
Si tu hijo dice que se siente solo, trata de enfocarte en escuchar. Demuestra que lo estás escuchando al comentar sobre lo que te acaba de decir: “Parece que lo estás pasando mal”. También puedes hacer comentarios de apoyo como: “Eso suena difícil. ¿Podrías contarme más?”.
Una vez que tengas más información, puedes intentar ayudar. En el caso de los niños que necesitan practicar sus habilidades sociales, podrías dividir las cosas en pequeños pasos. Luego podrías representarlas con tu hijo en un juego de roles. En el caso de los niños a quienes se les dificulta salir a lugares donde tienen que socializar, reconoce cómo se sienten. Luego diles que probablemente lo pasarán bien una vez que hayan hecho el esfuerzo. Brinda mucho apoyo y elogios cuando hagan algo difícil.
Algunos niños tienden a malinterpretar las interacciones. Puedes revisar los hechos con ellos: “¿Por qué crees que está enojado? ¿Hay otras explicaciones?”. En el caso de los niños que interpretan mucho las cosas de forma negativa, señalarlo cada vez puede ayudarlos a romper el patrón.
Por último, ayuda a los niños a encontrar un grupo o una actividad que les resulte interesante. A muchos niños les va bien socialmente en Internet, donde hay muchos grupos virtuales para niños con intereses específicos. Entusiasmarse con algo los ayudará también a sentir más confianza.
Todos queremos que nuestros hijos sean exitosos socialmente. Y, aunque no es necesario que sean los más populares de la clase, sí esperamos que tengan amigos.
Las amistades son una de las mayores fuentes de diversión en la vida de un niño, razón suficiente para valorarlas. Pero también son fundamentales para el desarrollo. Sientan las bases de habilidades para toda la vida, como escuchar a los demás, resolver problemas y expresarse. También son una fuente importante de confianza. A medida que los niños crecen, sus amistades empiezan a desempeñar un papel aún más importante en su vida emocional y personal.
Cuando los niños no tienen estas relaciones, esto puede tener un impacto grave en su estado de ánimo, su confianza y su funcionamiento. Ir a la escuela cada día puede ser un reto. Utilizar las redes sociales puede ser deprimente. Los niños que se sienten solos a menudo se sienten rechazados, invisibles, o como si algo no estuviera bien con ellos. Y los padres que observan desde fuera se preguntan qué pueden hacer para ayudar.
Es doloroso ver que tus hijos no están haciendo amigos y tú no sabes por qué, o cómo ayudarlos. Estas son algunas posibles razones por las que los niños podrían estar dejando de relacionarse con otros niños:
No saben cómo socializar. Las reglas de la interacción social podrían parecer evidentes, pero hay que aprenderlas. Y aunque la mayoría de los niños entienden las señales y los patrones sociales con tanta facilidad que lo hacen ver como si fuera automático, algunos no lo hacen y necesitan más apoyo y práctica. Esto es especialmente cierto en el caso de los niños con TDAH, autismo y trastornos de aprendizaje no verbales. Cuando un niño no entiende las expectativas de sus compañeros sobre cómo decidir a qué jugar, cómo compartir, cuándo hablar y cómo demostrar que estás escuchando, se le dificultará más hacer amigos.
Están ansiosos. Es común que niños (y adultos) sientan ansiedad cuando están en una nueva situación social o se integran a un grupo. Esto se presenta en niños pequeños que no pueden participar en actividades en el parque de juegos, o en las fiestas de cumpleaños que deberían ser divertidas pero que en realidad son abrumadoras para ellos. La ansiedad social es más frecuente a medida que los niños crecen. Algunos niños con ansiedad social grave pueden quedar paralizados por la preocupación de que los demás los juzguen. Podrían analizar cada palabra de un mensaje de texto y preocuparse tanto por su aspecto o por lo que dicen los demás que dejan de salir con sus amigos. Podrían sentirse tan cohibidos que incluso dejan de comer en el comedor escolar.
Están deprimidos. Uno de los principales síntomas de la depresión es la tendencia a alejarse de los demás. Puede que se diviertan con sus amigos cuando salen juntos, pero un niño con depresión necesitará primero que lo obliguen a salir de su habitación. Los niños deprimidos también son más propensos a interpretar las cosas de forma negativa y asumir que los demás no quieren verlos.
No se “integran”. Para algunos niños, el problema es más ambiental. “Algo de lo que hablamos con algunos niños es la idea de ser una rosa en un jardín de tulipanes, dice Lauren Allerhand, PsyD, psicóloga clínica en el Child Mind Institute. Así que tal vez no sea una falta de habilidades, sino que simplemente estás en un entorno en el que las personas no tienen las mismas ideas o intereses que tú, y tú simplemente tienes un verdadero desafío para encontrar tu grupo de personas”.
Son inmaduros. Los niños pueden tener dificultades para integrarse cuando son más jóvenes que sus compañeros de clase o simplemente son más lentos para madurar. Puede que aún no hayan desarrollado las mismas habilidades sociales que sus compañeros, o pueden tener intereses diferentes. A medida que los niños crecen tienden a ponerse al día, pero mientras tanto pueden sentirse confundidos y solos.
Cómo saber si tu hijo se siente solo
Cuando los niños pasan mucho tiempo solos, se podría pensar que se sienten solos. Pero, a menos que se quejen de que no tienen amigos o de que sea evidente que no están felices, los padres tal vez se pregunten hasta qué punto los está molestando esta situación.
Es posible que los niños no se ofrezcan a hablar de eso contigo. Esto ocurre sobre todo con los adolescentes, pero los niños de todas las edades pueden ser reacios a admitir lo que sienten. Podría ser útil si inicias la conversación hablando de momentos de tu vida en los que te has sentido solo, dice la Dra. Allerhand. “Compartir un poco puede abrir la puerta a que los niños expresen algo de lo que sienten. Pero yo no los presionaría demasiado. Si no te lo quiere decir, inténtalo de nuevo uno o dos días después”.
Otros niños, especialmente los muy pequeños y los niños en el espectro, pueden no saber cómo explicar lo que sienten. “Para las personas con autismo, a veces puede ser todo un reto comunicar sus propias experiencias. A menudo les cuesta relacionar lo que sienten y lo que experimentan con una palabra específica que otros pueden utilizar para esa experiencia”, dice Bethany Vibert, PsyD, psicóloga clínica en el Child Mind Institute. Cuando se le pregunta a un niño autista si se siente solo, puede decir que no, pero si se indaga un poco más, se puede descubrir que en realidad desearía tener amigos.
Para los niños más pequeños o que tienen dificultades para identificar las emociones, puede ser útil enseñarles primero qué es la soledad. Compartir nuestras propias experiencias de habernos sentido solos también es una buena estrategia. La Dra. Vibert recomienda decir algo sencillo como: “Cuando he dejado de ver a personas durante un tiempo, a veces quiero estar con alguien. Eso significa que me siento sola”. La Dra. Vibert también sugiere preguntar a los niños qué les gustaría hacer si pudieran estar haciendo cualquier cosa. Lo que tengan que decir podría darte pistas sobre lo que podrían estar perdiéndose.
Qué decir (y qué no decir)
Como padres, a menudo queremos saltar inmediatamente al modo de resolución de problemas cuando nuestro hijo tiene un problema. Pero es mejor ir más despacio y escuchar primero lo que el niño tiene que decir. Dar a los niños el espacio necesario para que se abran y se sientan escuchados les enseña que está bien hablar de sus emociones y que tú eres alguien con quien pueden acudir cuando necesiten ayuda. Para los niños que se podrían sentir rechazados o invisibles, demostrar que te preocupas también será especialmente significativo para ellos. Esperar a tener más información te ayudará a poder brindar apoyo más tarde. “Si no les damos espacio para que hablen, es posible que se nos ocurra una solución que no se ajusta al problema real”, señala la Dra. Vibert.
Estas son algunas estrategias para una buena conversación:
Haz preguntas abiertas. Por ejemplo, si tu hijo dice que extraña pasar tiempo con alguien a quien antes veía mucho, le puedes preguntar sobre eso. “¿Qué te gustaba hacer con ella? ¿Qué es lo que más extrañas de verla?”.
Haz comentarios. A veces, los comentarios son una buena alternativa a las preguntas. Por lo tanto, si notas que tu hijo no pasa tanto tiempo como antes con las personas, se lo puedes señalar. Después, bríndale el espacio para que hable.
Valida sus experiencias. Es muy importante demostrar que tienes un interés genuino. Haz todo lo posible por escuchar sin juzgar o sin mostrar pánico ante lo que sea que los niños tengan que decir. Intenta también evitar reaccionar de forma exagerada, con demasiada simpatía o emoción, ya que eso podría hacerlos sentir aún peor. Puedes demostrar que estás escuchando al hacer una reflexión en voz alta sobre lo que te acaban de decir (“parece que lo estás pasando mal”), o al decir frases de apoyo como: “Suena difícil. ¿Podrías contarme más sobre eso?”.
Haz un plan. Cuando algo es confuso o intimidante, suele ser útil dividirlo en pasos pequeños. Por ejemplo, si a tu hijo le cuesta invitar a alguien a salir juntos, pueden idear un plan sobre cómo hacerlo. La Dra. Vibert recomienda tener un plan A y un plan B por si acaso. “Si el niño ya se siente solo y luego se pone en una posición vulnerable al acercarse a alguien, creo que es útil para los padres hacer que trabajen en lo que deberían hacer si no funciona”. Tener un plan B también puede ayudar a los niños a sentirse más seguros desde el inicio.
Practica las habilidades sociales. En el caso de los niños que tienen dificultades con las habilidades sociales, intenta darles muchas oportunidades para que practiquen a su propio ritmo en un entorno de apoyo. Ayuda a tu hijo en las cosas que le resultan difíciles, ya sea que se trate de resolver conflictos, respetar turnos o darse cuenta de que alguien está perdiendo el interés en una actividad, y prueba los juegos de rol para que adquiera experiencia. Los familiares y amigos de la familia también pueden ayudarlos a practicar con varias personas.
Anímalos. Los niños que se sienten ansiosos o deprimidos son menos propensos a salir a la calle. “Cuando los niños dicen que quieren quedarse en casa, es un reto saber cuánto hay que presionar, reconoce Michelle Kaplan, LCSW, trabajadora social. Pero, por lo general, los niños pueden reflexionar después y decir: ‘Ah, eso fue un poco menos incómodo de lo que pensé’, o ‘me divertí más de lo que pensé’”. Valida cómo se sienten los niños reconociendo que salir y ver personas puede ser difícil para ellos. A continuación, recuérdales que probablemente lo pasarán bien una vez que estén allí y ofrece mucho apoyo y elogios por hacer algo difícil.
Repasa los hechos. A veces, los niños pueden tener problemas sociales porque son propensos a malinterpretar las situaciones. Esto es especialmente fácil con los mensajes de texto, los chats de grupos grandes y las redes sociales. Los niños que están deprimidos también son más propensos a interpretar las cosas de forma negativa, incluso cuando no está justificado. La Dra. Allerhand ha trabajado con adolescentes en cómo mantener las relaciones, y dice que es importante ayudar a los niños a “comprobar los hechos” de una situación. “Creo que muchos adolescentes se centran en sí mismos, por lo que piensan que si una relación se ha terminado, es por algo que han hecho. Pero quizá haya otras interpretaciones”. La Dra. Allerhand recomienda hablarlo: “Está bien, hace tiempo que no hablas con Juan. ¿Tienes pruebas de que está enojado contigo? ¿Podría haber otras razones por las que no han hablado?”.
En el caso de los niños que tienden a interpretar mucho las cosas de manera negativa, hacer que se den cuenta de esa tendencia y recordarles cuándo lo hacen puede ayudarlos a romper el patrón.
Busca amistades en otros lugares. Cuando los niños no se integran, puede que estén buscando en los lugares equivocados. “Tal vez hayan hecho muchos deportes en equipo antes, pero en realidad no les gusta el deporte”, señala Kaplan. Intenta encontrar un grupo o actividad que les resulte más interesante. Involucrarse en algo que realmente les parezca emocionante probablemente también mejorará su confianza y su sentido de autoestima.
A muchos niños les funciona recurrir a Internet para explorar sus intereses o simplemente conectarse con un grupo más amplio de niños. “Una cosa positiva que surgió de la pandemia es que cada vez hay más grupos virtuales para que los niños se conecten en línea y se reúnan con otros niños que tienen intereses similares a los suyos”, dice Kaplan.
Pero si tu hijo recurre a Internet, asegúrate de que esté a salvo. “Los niños con autismo y discapacidades del desarrollo pueden tener más dificultades para determinar si una situación es peligrosa, señala la Dra. Vibert. Es muy importante que los padres no sólo se involucren, sino que sean proactivos a la hora de educar a sus hijos sobre la seguridad y el peligro en Internet”.
Cómo evaluar el tiempo de pantalla
Si te preocupa que todo lo que tu hijo parece querer hacer es mirar una pantalla, ten en cuenta que las pantallas se han convertido en una de las principales formas de interacción entre los niños. Aunque no sustituyen la socialización en persona, es posible que tu hijo esté socializando más de lo que crees. Gracias a las redes sociales, los niños suelen estar más comunicados con sus compañeros de lo que los padres imaginan. Los videojuegos también pueden ser mucho más sociales de lo que parecen en un principio.
“Suelo sugerir a los padres que se sienten junto a los niños mientras juegan y traten de evaluar hasta qué punto se relacionan con sus compañeros, explica Kaplan. No hagas un montón de preguntas, pero sí puedes preguntar cosas como: ¿Hay alguien más con quien estés jugando? ¿Quiénes son esos niños? ¿En qué están trabajando? ¿Ves a esos niños cada vez que juegas? ¿Hay niños nuevos que se unen al juego? Este tipo de preguntas te pueden ayudar a evaluar el grado de socialización”.
Algunos niños tienden a sentirse más cómodos socializando en línea y encuentran mucha satisfacción de esa manera. Pero, aunque Internet puede ser un salvavidas para los niños que tienen dificultades para integrarse de otra manera, socializar fuera de la red sigue siendo importante. Por lo tanto, si tu hijo tiene dificultades para socializar en persona, es importante que hables con un profesional especializado en salud mental sobre cómo conseguir que tu hijo se sienta más cómodo con otras personas.