¿Qué son los trastornos de adaptación?
Cuando los niños tienen reacciones fuertes ante eventos estresantes.
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cuáles son los diferentes tipos de trastornos de adaptación?
- ¿Cuál es la diferencia entre un trastorno de adaptación y el TEPT?
- ¿Qué contribuye a que los niños desarrollen trastornos de adaptación?
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Es normal que los niños se alteren cuando atraviesan por un gran cambio, como una mudanza o un divorcio. Pero a veces los niños tienen reacciones inusualmente intensas ante acontecimientos de este tipo. Este tipo de reacciones se denominan trastornos de adaptación y son uno de los desafíos de salud mental más comunes en niños de todas las edades.
Los niños que tienen un trastorno de adaptación actúan o se sienten muy diferentes a como lo hacían antes del evento estresante. Sus síntomas interfieren en la vida cotidiana. Los síntomas en sí varían mucho y dependen del tipo de trastorno de adaptación que tenga el niño. Un trastorno de adaptación podría lucir similar a la ansiedad, la depresión, los problemas de comportamiento o una combinación de todos ellos. Los síntomas suelen comenzar justo después del acontecimiento estresante y cesan unos seis meses después de que haya desaparecido el estrés.
Los eventos que pueden conducir a un trastorno de adaptación pueden ser muy diferentes para diferentes niños. Algunos de los más comunes incluyen las mudanzas, los cambios de escuela y los cambios familiares como el divorcio o un nuevo hermano.
Los trastornos de adaptación están relacionados con el trastorno de estrés postraumático o TEPT, pero los síntomas no son tan graves como los del TEPT. Además, los niños con TEPT han experimentado eventos muy peligrosos o que amenazan su vida, mientras que los niños con trastorno de adaptación están reaccionando a eventos menos extremos.
El tratamiento puede resultar de mucha ayuda para los niños con trastornos de adaptación. El mejor tipo de tratamiento depende de los síntomas del niño, pero la TCC (terapia cognitivo-conductual) suele ser adecuada. Las familias también pueden ayudar al tomar en serio las preocupaciones del niño y hablando abiertamente de sus sentimientos en casa. Por ejemplo, pueden decir: “Veo lo difícil que es este cambio para ti. Es normal estar molesto, y vamos a superar esto juntos”.
Es normal que los niños se alteren cuando atraviesan por un gran cambio. Una mudanza, un divorcio, un nuevo hermano: cualquier acontecimiento estresante en la vida de un niño puede afectar su estado de ánimo o su comportamiento.
Pero a veces los niños que están bajo estrés tienen reacciones emocionales o de comportamiento muy fuertes que parecen desproporcionadas en relación a los acontecimientos que están viviendo. Cuando la angustia comienza a interferir con la vida diaria del niño, podría tratarse de un trastorno de adaptación. Los trastornos de adaptación son uno de los trastornos de salud mental más comunes en los niños.
¿Cómo lucen los trastornos de adaptación?
Los trastornos de adaptación siempre ocurren como respuesta a un acontecimiento estresante de algún tipo, seguido por una reacción al acontecimiento inusualmente fuerte. Los niños que tienen un trastorno de adaptación actuarán o se sentirán muy diferentes a como lo hacían antes, y sus síntomas les ocasionarán graves problemas en su vida cotidiana.
Los síntomas en sí mismos pueden variar mucho de un niño a otro. “Se pueden inclinar hacia el tipo de síntomas más relacionados con la ansiedad, o hacia los síntomas de la depresión, o centrarse más en torno a los problemas conductuales o de comportamiento disruptivo, o ser una combinación de los tres”, dice Erika Rooney, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute.
Debido a la variedad de reacciones que podrían tener los niños, hay seis subtipos distintos de los trastornos de adaptación para guiar de mejor manera el diagnóstico y el tratamiento :
- Con estado de ánimo deprimido: Sentirse extremadamente triste o desesperado, tener poca energía, llorar con frecuencia.
- Con ansiedad: Sentirse muy preocupado o nervioso, ansiedad por la separación, síntomas físicos como dolores de estómago.
- Con estado de ánimo mixto deprimido y ansioso: Algunos síntomas tanto de depresión como de ansiedad.
- Con alteración de la conducta: Comportamiento disruptivo, enojo, meterse en peleas.
- Con alteración mixta de las emociones y la conducta: Algunos síntomas emocionales (como depresión o ansiedad) así como algunos de conducta.
- Sin especificar: Reacciones que no encajan del todo en los otros subtipos pero que, sin embargo, interfieren de forma significativa en la vida del niño.
Estos síntomas comienzan después de los primeros tres meses del evento estresante y no suelen durar más de seis meses.
Los niños con diagnósticos previos de salud mental también pueden ser diagnosticados con un trastorno de adaptación, pero solo cuando los síntomas que aparecen después del acontecimiento son muy diferentes a los que experimentaban antes. Por ejemplo, un niño con TDAH que haya tenido previamente problemas de comportamiento podría ser diagnosticado con un trastorno de adaptación si desarrolla ansiedad después de mudarse a una nueva ciudad.
Los trastornos de adaptación pueden ser diagnosticados a cualquier edad (incluso en adultos) y son comunes tanto en niños como en adolescentes. Niños y niñas reciben diagnósticos de trastornos de adaptación casi en la misma proporción.
¿Qué tipo de eventos pueden provocar trastornos de adaptación?
Cualquier acontecimiento que un niño experimente como particularmente estresante o molesto puede causar un trastorno de adaptación. Por lo general, estos acontecimientos no son peligrosos ni ponen en peligro la vida del niño. Algunos ejemplos comunes son:
- Mudarse.
- Cambiar de colegio.
- Que los padres se divorcien o se vuelvan a casar.
- Un nuevo hermano u otro cambio en la composición familiar.
- Ser diagnosticado con una condición de salud o que un miembro de la familia sea diagnosticado.
- Tensiones sociales (como la ruptura con un amigo o un noviazgo).
- Problemas en la escuela o en las actividades extraescolares (como suspender una clase o ser expulsado de un equipo deportivo).
Cada niño considera estresante diferentes eventos, y las diferencias individuales y culturales también influyen en la forma en que los niños experimentan los cambios de la vida. “No es un conjunto de circunstancias prescritas lo que puede causar un trastorno de adaptación”, dice la Dra. Rooney. “Algunas veces puede que no sea algo evidente para los padres”. El factor clave es que un niño con trastorno de adaptación está más alterado por lo que ha vivido de lo que normalmente se esperaría para un niño de su edad y circunstancias.
Independientemente del estrés específico con el que esté lidiando el niño, suele tener sentido reevaluar a los niños con un trastorno de adaptación cuyos síntomas duren más de seis meses. Un profesional de la salud puede determinar si los síntomas del niño siguen siendo principalmente una reacción a un factor estresante o si tendría más sentido un diagnóstico diferente, como un trastorno de ansiedad o un trastorno del estado de ánimo.
Trastornos de adaptación versus trastorno de estrés postraumático (TEPT)
Los trastornos de adaptación están relacionados con el trastorno de estrés postraumático (TEPT), pero hay algunas diferencias clave entre ambos. El momento en el que sucedió, el tipo de evento y la severidad de los síntomas son fundamentales al realizar el diagnóstico.
Una característica distintiva importante es el tipo de acontecimiento al cual está reaccionando el niño. El TEPT se desarrolla en respuesta a una amenaza de daño o muerte real o percibida, o al ver o escuchar a un ser querido experimentar ese tipo de situación. Algunos ejemplos son la violencia, los abusos, asalto sexual, separación abrupta de los cuidadores, un accidente o enfermedad grave o la muerte inesperada de alguien cercano al niño. Lo mismo ocurre con el trastorno de estrés agudo, que puede ser un precursor del TEPT si no es tratado.
Por otro lado, los trastornos de adaptación son reacciones intensas a factores estresantes o circunstancias relativamente normales que no son amenazantes.
Los síntomas también son diferentes entre ambos trastornos. “El trastorno de adaptación comparte algunos de los síntomas que usted podría ver en el TEPT, pero no todos, y puede que sean menos graves”, dice la Dra. Rooney. Por ejemplo, un niño con TEPT o trastorno de estrés agudo puede experimentar recuerdos o pensamientos intrusivos de un evento traumático y estar completamente abrumado por el miedo, mientras que un niño con trastorno de adaptación puede estar más preocupado, sintiendo inquietud o tristeza.
Además, es necesario que los síntomas del niño continúen durante al menos un mes para que sea diagnosticado con TEPT, ya que es normal estar muy alterado justo después de un suceso que pone en peligro la vida. Los trastornos de adaptación se pueden diagnosticar antes, pero no continúan durante tanto tiempo después del evento.
“Si un profesional no puede recabar suficiente información sobre los síntomas o historial del niño, o si no tienen tiempo para hacer una evaluación completa, por ejemplo en una sala de emergencias, podría no ser claro si el niño está experimentando o no un TEPT”, señala la Dra. Rooney. En esos casos, los trastornos de adaptación se utilizan a veces como diagnósticos temporales que podrían ser actualizados una vez que el médico tenga más información.
¿Cómo se tratan los trastornos de adaptación?
Aunque los trastornos de adaptación no suelen durar mucho tiempo, el apoyo profesional puede ser muy útil para los niños que los están experimentando. En el tratamiento, los niños pueden aprender a manejar los sentimientos difíciles y a lidiar con el estrés de la vida, lo que hace menos probable que sigan experimentando problemas de salud mental en el futuro. El tratamiento para los trastornos de adaptación suele ser breve, con una duración de algunas semanas o meses.
Como los síntomas de los trastornos de adaptación varían tanto, el tratamiento también es diferente para los distintos subtipos. “El tratamiento se adapta a los síntomas principales que presenta el niño”, dice la Dra. Rooney. “Si se trata de un problema de comportamiento disruptivo, por ejemplo, entonces se colaborará con los padres para establecer límites más efectivos y para ayudar al niño a aprender a ponerse en el lugar de otros o a controlar los impulsos, ese tipo de cosas. Si se trata de ansiedad, entonces se enfocaría de forma diferente. Es realmente específico dependiendo de cómo se presenten”.
En muchos casos, el tratamiento adecuado es la terapia cognitivo-conductual (TCC), que ayuda a los niños a comprender las conexiones entre sus pensamientos, sentimientos y comportamiento. “La mayoría de los niños con trastornos de adaptación responden bien a los componentes básicos de la TCC, que implican desarrollar un conjunto más efectivo de habilidades de afrontamiento, como manejar las emociones intensas, reformular los pensamientos inútiles y aprender habilidades de relajación”, dice la Dra. Rooney.
Si un niño con trastorno de adaptación experimenta una ansiedad o una depresión especialmente intensas, el médico puede prescribir una dosis baja de un medicamento antidepresivo. La medicación puede ayudar a aliviar los síntomas del niño lo suficiente como para que pueda participar en la terapia y atravesar la fase más difícil de lidiar con el acontecimiento estresante.
¿Cómo pueden los padres apoyar a los niños con trastornos de adaptación?
Si a su hijo se le ha diagnosticado un trastorno de adaptación, es importante que se tome en serio sus síntomas, aunque estén reaccionando a lo que podría parecer un estrés típico de la vida cotidiana.
“El diagnóstico le dice que sus síntomas están limitando suficientemente su funcionamiento diario y su calidad de vida, y por lo tanto, se requiere atención clínica”, dice la Dra. Rooney. “Además, los síntomas se podrían intensificar si el niño no recibe el apoyo terapéutico“. Al mismo tiempo, puede ser útil mantener las cosas en perspectiva para recordar que su condición será probablemente algo pasajero y que podría no estar relacionada con ningún diagnóstico a largo plazo. “Si alguien dice que su hijo tiene un trastorno de adaptación con estado de ánimo deprimido, por ejemplo, no significa que realmente tenga un trastorno depresivo mayor“, añade.
La validación suele ser muy útil para ayudar a los niños a superar los momentos difíciles, ya sea que sus síntomas alcancen o no el nivel de un diagnóstico clínico. Incluso si la reacción de su hijo le parece desproporcionada, saber que usted ve su dolor y que está ahí para ayudarlo a superarlo puede ayudar a los niños a afrontarlo con mayor eficacia. Por ejemplo, usted podría decir: “Veo lo difícil que es este cambio para ti. Está bien estar disgustado, y vamos a superarlo juntos”.
La Dra. Rooney señala también que los padres que utilizan eficazmente las habilidades de afrontamiento para ellos mismos brindan a los niños un modelo de cómo hacer lo mismo. Muchos de los acontecimientos que pueden provocar un trastorno de adaptación en los niños son difíciles para toda la familia: si se han mudado recientemente o ha llegado un nuevo bebé, por ejemplo, es probable que usted esté lidiando con mucho estrés por su cuenta. Si encuentra formas de relajarse en familia y habla abiertamente sobre los sentimientos en casa, puede hacer saber a los niños que es normal sentirse abrumados a veces y que hay cosas que pueden hacer para sentirse mejor.
“Siempre es bueno convertirlo en una actividad familiar, si se puede”, dice la Dra. Rooney. “Pueden hablar regularmente para ver cómo cada uno está afrontando la situación, para modelar una comunicación abierta y reforzar las habilidades que su hijo está aprendiendo en el tratamiento, lo que los ayudará a ellos y a toda la familia”.