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Cómo aprenden los niños a leer

Y la razón por la que una enseñanza efectiva marca una gran diferencia.

Escrito por: Caroline Miller

Expertos clínicos: Matthew M. Cruger, PhD , Laura Phillips, PsyD, ABPdN

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¿Cómo aprendemos a leer? A diferencia del lenguaje hablado, la lectura no es una habilidad que el cerebro tenga programada para desarrollar. Aprender a leer requiere el trabajo coordinado de varias regiones del cerebro que corresponden a diversas habilidades cognitivas.

Algunos niños aprenden a leer con facilidad sin importar el método de enseñanza utilizado en la escuela a la que asisten. Pero muchos otros, hasta el 65%, necesitan una enseñanza explícita y sistemática basada en la fonética que no se ofrece en todas las escuelas. El resultado es que en el momento en que se gradúan de la high school, más de la mitad de nuestros niños no tienen el tipo de habilidades de lectura fluida que necesitan para prosperar como adultos. Algunos, aunque no todos, tienen un trastorno del aprendizaje llamado dislexia. Para estos niños, la forma en la que se les enseña a leer es muy importante.

Las batallas sobre cómo se les debe enseñar a los niños a leer se han librado durante muchas décadas, a medida que se han desarrollado y adoptado nuevas estrategias y se han evaluado sus resultados. Pero en el siglo XXI, los educadores tienen una ventaja en comparación con sus predecesores: el conocimiento de las áreas y los circuitos del cerebro que intervienen en el aprendizaje de la lectura.

Los neurobiólogos no solo han identificado lo que ocurre en el cerebro cuando un niño adquiere la habilidad de leer, sino que también han identificado diferencias en ese proceso entre los niños con dislexia.

La lectura y el cerebro

Cuando los niños aprenden a leer, deben hacer un esfuerzo coordinado para reconocer las letras impresas, con el fin de asociar esas letras con los sonidos y luego dominar la realización de estas conexiones rápidamente. El proceso de conectar los sonidos con las letras impresas se llama el “método fonético de lectoescritura” (o simplemente fonética). Matthew Cruger, PhD, director del Centro para el aprendizaje y el desarrollo del Child Mind Institute, explica cómo los niños adquieren estas habilidades.

“Cuando los niños están aprendiendo a leer por primera vez, solemos escuchar que se tardan un tiempo considerable en pronunciar las palabras y podemos observar cómo intentan que sus labios articulen los sonidos correctamente”, señala el Dr. Cruger. Articular los sonidos de las palabras uno por uno depende de un área de la parte frontal del cerebro que produce el habla y los sonidos. Este proceso de producción de sonidos implica un esfuerzo concentrado y no es automático, incluso para los niños que aprenden a leer con facilidad.

Dos áreas de la parte posterior del cerebro ayudan a crear estas conexiones entre las letras y los sonidos para que la decodificación y el reconocimiento de las palabras sean automáticos. Una de ellas se encarga del procesamiento rápido de los sonidos y la otra del reconocimiento visual rápido. Ellas forman una red conectada que se va volviendo gradualmente automática a medida que los niños adquieren más práctica.

En las mejores circunstancias, los niños aprenden a reconocer las letras y los sonidos de forma simultánea o automática y sin pensar demasiado. En ese momento, estas zonas posteriores del cerebro se vuelven especializadas para la lectura, aunque no hayan evolucionado de forma natural para reconocer la letra impresa, lo que pone de manifiesto cómo nuestros cerebros pueden adaptarse para un nuevo aprendizaje.

Diferencias del cerebro en los niños con dislexia

En los niños con dislexia, estas zonas posteriores del cerebro para la decodificación automática y el reconocimiento de palabras no están tan desarrolladas como en otros niños, explica el Dr. Cruger. Por ello, los niños con dislexia dependen en exceso de las áreas frontales de sus cerebros, pronunciando cada palabra una y otra vez, incluso cuando ya han practicado la lectura de esa palabra muchas, muchas veces. Las investigaciones en este campo han confirmado que las áreas posteriores del cerebro funcionan con menor eficacia en los niños con dislexia, lo que reduce su eficacia en la decodificación.

“Los estudiantes con dislexia no pueden desarrollar o utilizar estas áreas con facilidad”, explica el Dr. Cruger.

Ellos dependen de regiones y vías cerebrales diferentes que requieren un mayor esfuerzo mental y, a medida que aprenden a pronunciar las palabras, tardan más en hacerlo. La buena noticia es que cuando los niños con dislexia reciben una enseñanza eficaz, las áreas y los sistemas cerebrales que utilizan pueden cambiar.

“Podemos medir el impacto de las estrategias de readaptación de tres maneras”, explica el Dr. Cruger. “Podemos observar que los estudiantes leen con más eficacia. Podemos cuantificar esas mejoras con pruebas de lectura estandarizadas. Y podemos ver, a través de la neuroimagen, los cambios en las áreas y sistemas cerebrales que se utilizan para la lectura”.

¿Qué tipo de enseñanza es eficaz para los niños con dislexia y cuál no lo es? Es útil entender cómo ha cambiado la enseñanza de la lectura en las últimas cinco décadas.

El enfoque del ‘lenguaje integral’ para la lectura

Un método, llamado enfoque del “lenguaje integral”, solía ser muy popular y todavía influye en la forma de enseñar la lectura en algunas escuelas. El lenguaje integral se basaba en la idea de que los niños aprenderían a leer “naturalmente” a través de la exposición a un lenguaje escrito que fuera relevante y motivador para ellos. Al enfrentarse a palabras nuevas, buscarían pistas en lugar de pronunciarlas. “Utilizarían las imágenes o el contexto para averiguar qué palabra tiene sentido en lugar de utilizar la fonética para pronunciar las palabras”, explica Laura Phillips, PsyD, neuropsicóloga clínica del Child Mind Institute.

Ken Goodman, quien es considerado el “padre del lenguaje integral”, se refería a la lectura como un “juego de adivinanzas psicolingüísticas”, añade la Dra. Phillips.

Descubrir palabras desconocidas buscando pistas en las imágenes o en el contexto es una estrategia que los niños con un desarrollo típico pueden utilizar inicialmente cuando están aprendiendo a leer, señala. Pero con el tiempo dejan de utilizar esas otras estrategias cuando se dan cuenta de que es más eficaz observar las letras y utilizar el método fonético de lectoescritura.

El problema es que los niños con dislexia, que no tienen acceso a ese conjunto de habilidades de lectoescritura, seguirán confiando en esas estrategias de basarse en las pistas. Entrenarlos para que miren la imagen o intenten averiguar qué tiene sentido en la frase supone desviar su atención de aquello en lo que deberían centrarse: las letras y los sonidos que les corresponden, explica la Dra. Phillips. “Entonces, se está manteniendo unas estrategias de lectura deficientes entre los niños que realmente necesitan que se les dirija constantemente a las letras para que las pronuncien”.

Introducción a la alfabetización equilibrada

El enfoque del lenguaje integral fue ampliamente desacreditado en la década de los noventa, cuando los neurocientíficos intervinieron, argumentando que el enfoque del “juego de adivinanzas” no comprende el funcionamiento del cerebro al leer, con lo que se subestima la importancia de la identificación de los sonidos y la asignación de sonidos en las palabras.

En el año 2000, el gobierno federal publicó un estudio para determinar las formas más eficaces de enseñar a los niños a leer. El estudio identificó cinco conceptos clave en el núcleo de todo programa eficaz de enseñanza de la lectura: la conciencia fonémica, la lectoescritura, la fluidez, el vocabulario y la comprensión, acuñados como los 5 pilares de la enseñanza de la lectura.

La “alfabetización equilibrada” es un plan de estudios, ampliamente utilizado en la actualidad, que fue diseñado para equilibrar estos cinco componentes. Pero los críticos de la alfabetización equilibrada argumentan que sigue estando demasiado cerca del enfoque del lenguaje integral. La Dra. Phillips sostiene que en la alfabetización equilibrada no hay suficiente instrucción de fónica para que muchos niños aprendan a leer con competencia, especialmente los niños con dislexia.

Lo más reciente: La enseñanza sistemática de la fonética

Lo que mejor funciona para los niños que están aprendiendo a leer, dice la Dra. Philips, es la enseñanza sistemática de la fonética, con mucha repetición. Lo sistemático de esto, explica, significa avanzar paso a paso a través de una progresión de habilidades fonéticas, desde aprender a reconocer los patrones letra-sonido más comunes y consistentes, hasta patrones letra-sonido más difíciles y menos consistentes. Este método fónico de lectoescritura es especialmente importante para los niños con dislexia, que necesitan una alta dosis de esto para tener éxito, pero también para los muchos otros niños que tienen dificultades para aprender con otros programas de lectura.

“No queremos ignorar el vocabulario y la comprensión —explica— pero en esos primeros años desde el kínder hasta el grado 2 se enseñan mejor por separado, como a través de actividades de lenguaje oral, para que el tiempo de lectura pueda centrarse realmente en el dominio de la identificación de las palabras, la construcción de vocabularios de palabras que se reconocen a simple vista y el fomento de la lectura fluida”. El objetivo es que, para el tercer grado, cuando el énfasis pasa de “aprender a leer” a “leer para aprender”, los niños tengan suficiente fluidez en la lectura, lo cual requiere el reconocimiento automático de las palabras, en lugar de tener que decodificar conscientemente letra por letra. “Esta fluidez libera la capacidad de la memoria funcional para la comprensión lectora”, dice la Dra. Phillips.

Todavía existe una idea errónea muy extendida, señala, de que trazar las palabras para su recuperación automática es solo un proceso de memoria visual: memorizar cómo lucen las palabras. “Muchas personas, incluidas algunos educadores, no entienden que detrás de esa ‘memorización’ de las palabras está el aprendizaje de los sonidos que las componen y el “trazado” de esos sonidos en las letras, y eventualmente, en las secuencias de letras, un proceso llamado mapeo ortográfico. Eso requiere una conciencia fonológica o de los sonidos, que implica un área cerebral diferente”.

Otro problema con la alfabetización equilibrada, y con el uso de pistas contextuales para enseñar a los niños a leer, es que los estudiantes, que pueden ser muy brillantes (con una gran capacidad de comprensión verbal) pero que tienen problemas con la mecánica de la lectura a menudo pasan desapercibidos. “Debido a que son capaces de arreglárselas utilizando el contexto —dice el doctor Alex Bellantuono, neuropsicólogo clínico del Child Mind Institute— pasan desapercibidos y los maestros no los identifican como estudiantes con problemas de lectura hasta que se produce un colapso de esas habilidades. Eso significa no ser identificados hasta un momento mucho más tardío en el que las cosas requieren más tiempo o son más difíciles de remediar”.

¿Cómo podemos identificar a los niños que corren el riesgo de tener problemas de lectura?

Ahora que conocemos la importancia de la fonética para aprender a leer, dicen nuestros expertos, también sabemos cómo identificar a los niños que corren el riesgo de tener problemas de lectura, y tenemos la oportunidad de identificarlos a tiempo.

Existen pruebas sólidas de que la conciencia de los sonidos, la conciencia fonológica, incluso antes de que un niño haya recibido cualquier tipo de enseñanza de la lectura, es un buen predictor de los resultados futuros de la lectura. Por ejemplo, si un niño en edad preescolar no entiende la rima, la cual requiere reconocer sonidos similares, corre el riesgo de desarrollar dislexia. Los niños que muestran estas limitaciones, y que tienen dificultades para reconocer la conexión entre las letras y los sonidos que emiten en los primeros grados, deben ser evaluados para detectar esta condición. Incluso en primer grado, podemos empezar a identificar a muchos niños que tendrán un riesgo significativo de tener retrasos en la lectura, dice el Dr. Cruger. “Esto significa que podemos identificar tempranamente a los niños que se encaminan hacia el riesgo y entonces empezar a hablar de las ventajas y desventajas de los diferentes tipos de métodos de enseñanza de la lectura”.

La última revisión de este artículo se realizó el 24 de enero de 2023.