¿Cómo saber si tu hijo está recibiendo una buena atención médica?
Consejos para saber si el profesional clínico está siguiendo las mejores prácticas.
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cuáles son las mejores prácticas para el tratamiento de la salud mental infantil?
- ¿Cómo puedes saber si el médico de tu hijo está implementando las mejores prácticas?
- ¿Qué deberías saber si tu hijo está tomando medicamentos?
Lectura rápida
Puede ser confuso encontrar tratamiento de salud mental infantil. ¿Cómo puedes saber si un proveedor es adecuado para tu hijo? ¿Y qué deberías esperar del tratamiento? Hay algunas reglas básicas que puedes utilizar para saber si tu hijo está recibiendo una buena atención de salud mental.
En primer lugar, tu hijo siempre debería contar con un diagnóstico antes de iniciar cualquierl tratamiento. El proveedor de servicios debe realizar una evaluación exhaustiva del niño y hablar contigo para obtener una imagen completa de la situación. Lo siguiente es que el tratamiento tenga un objetivo claro. El profesional clínico debe poder decirte en qué consiste el tratamiento, cómo espera que cambie el comportamiento o el estado de ánimo de tu hijo y cómo sabrá si está mejorando.
También debe poder explicar la investigación en la que se basa el tratamiento y por qué cree que ese tratamiento específico funcionará para tu hijo. Es importante que el clínico tenga experiencia ofreciendo este mismo tratamiento a otros niños.
Si tu hijo está tomando medicación, la cantidad que toma es muy importante. Por lo general, el profesional comenzará con una dosis pequeña y luego la aumentará cuidadosamente hasta que sea adecuada para tu hijo. A menudo, es necesario ajustar la dosis a medida que el niño cambiae y crece. El clínico debe consultar contigo regularmente.
Normalmente, en el tratamiento no deberían participar únicamente el niño y el médico. Especialmente en la terapia conductual, los padres también deben participar. Además, el profesional debería colaborar con otros adultos en la vida de tu hijo, como pediatras, maestros y otros profesionales de la salud mental.
Por último, es importante que tú y tu hijo se sientan a gusto con el médico. Si tu hijo no confía en el profesional, será difícil que progrese. También tú debes sentirte a gusto al compartir tus preocupaciones y observaciones, y saber que el profesional clínico está tomando en serio tu perspectiva.
Puede ser abrumador tratar de encontrar la ayuda adecuada para los problemas emocionales y de comportamiento de los niños, porque la cantidad de distintos tipos de profesionales que la proporcionan es enorme. Y la variedad de tratamientos disponibles puede hacerlo todavía más confuso. ¿Cómo saber si la persona que están viendo es una buena opción para tu hijo, y si lo que recomienda es apropiado?
A menudo nos encontramos con padres, cuyos hijos han sido tratados por problemas emocionales o de comportamiento, que nos confiesan que en realidad no entienden el tratamiento que su hijo ha estado recibiendo.
Si es un medicamento, no están seguros de qué tipo es, por qué se eligió o cómo se determinó la dosis correcta. Si es una terapia, no están seguros de lo que se supone que debe suceder en el tratamiento, o cómo se espera exactamente que ayude al niño.
En el Child Mind Institute creemos firmemente que saber qué pueden esperar de parte de su médico puede ayudar a los padres a tomar buenas decisiones para sus hijos.
Hay una gama muy amplia de terapias y medicamentos que pueden ser eficaces para los niños, y no hay dos niños exactamente con las mismas necesidades. Pero hay algunos estándares generales que puedes utilizar para determinar si la atención que recibe tu hijo sigue las mejores prácticas.
1. El diagnóstico debe venir antes del tratamiento. La primera regla fundamental es que antes de comenzar cualquier tratamiento, tu hijo debe contar con un diagnóstico. Esto significa que debería ser evaluado de manera exhaustiva, lo cual incluye que el profesional clínico te entreviste a ti y a tu hijo y, en muchos casos, que siga cuestionarios estandarizados. El proceso de evaluación es importante porque una serie de síntomas emocionales o conductuales pueden significar muchas cosas diferentes, y el tratamiento no será efectivo a menos que esté dirigido al problema correcto.
2. El tratamiento debe tener un objetivo específico. Ya sea que el profesional clínico le brinde terapia a tu hijo o le prescriba medicamentos, debe poder explicar cuál es el tratamiento que está proponiendo y cómo responderán, tanto el estado de ánimo como el comportamiento de tu hijo. También te debe decir cómo se evaluarán esos cambios. Es importante la disposición y la habilidad del profesional clínico para comunicar esta información.
3. El tratamiento debe estar basado en evidencia. El profesional clínico te debería poder decir qué investigaciones respaldan el uso del tratamiento que está proponiendo, y cuán efectivo ha sido en la reducción de los síntomas para los que fue diseñado. Hay estudios que miden los resultados de las terapias conductuales y de la medicación específicamente en niños, y a menudo los comparan.
4. El profesional clínico debe tener experiencia en el uso de este tratamiento. La formación y la experiencia son importantes, tanto si se trata de medicamentos como de terapia. También es importante la experiencia específica en el tratamiento de niños, ya que los niños pueden responder de manera diferente a los medicamentos o pueden requerir tipos de terapia diferentes que los adultos. Está bien preguntarle al profesional clínico cuántos niños ha tratado con este medicamento o esta terapia específica.
5. Un profesional que prescribe medicamentos debería tener extremo cuidado al establecer la dosis. Esto generalmente implica comenzar con una dosis muy baja y aumentarla de manera gradual hasta un nivel en que sea efectiva. Esto se debe a que los niños reaccionan de forma muy diferente a los medicamentos que actúan en el cerebro. No existe una dosis concreta que funcione para todos los niños, incluso cuando es específica a su peso. Sólo una cuidadosa atención hasta encontrar la dosis correcta dejará claro si el medicamento funciona o no para tu hijo, qué tan bien funciona y si hay efectos secundarios.
6. Un niño que toma medicamentos debe ser monitoreado de cerca a medida que cambia y crece. A medida que los niños se desarrollan, se puede esperar que su respuesta a los medicamentos cambie. Los lineamientos varían, pero por lo regular los controles semestrales se consideran la mejor práctica, con más (y a veces mucho más) visitas frecuentes cuando se inicia un nuevo medicamento, se interrumpe uno antiguo o se cambia una dosis.
7. En la terapia del comportamiento, debes participar junto con tu hijo. Los tratamientos conductuales pueden ser muy eficaces para los niños, y las pruebas demuestran que son más eficaces cuando se otorga a los padres un papel activo. El profesional clínico debería solicitar tu ayuda para continuar el tratamiento fuera de las sesiones en el consultorio. Maestros, otros cuidadores y adultos que pasan tiempo con tu hijo también deberían estar en la misma sintonía.
8. Los profesionales deben trabajar juntos. Cualquiera que sea el tratamiento que esté recibiendo tu hijo, tú querrás que los profesionales que lo atienden se comuniquen y cooperen entre sí. Los niños se desempeñan mejor cuando pediatras, psiquiatras, psicólogos y maestros comparten información y se ponen de acuerdo sobre los objetivos y los pasos para lograrlos.
9. Tu hijo se debe sentir a gusto con el profesional clínico. Desarrollar una buena relación es importante porque tu hijo necesita poder compartir sus pensamientos y sentimientos con su médico. Y para los niños que hacen terapia conductual, confiar en el profesional clínico es esencial para progresar. El tratamiento se verá afectado si no se establece una buena relación.
10. Tú también deberías tener una buena comunicación con el profesional clínico. Te deberías sentir a gusto al compartir tus observaciones y preocupaciones, y saber que el profesional clínico las está tomando en serio. La relación médico-familia es importante, y cuando no funciona puede tener un impacto negativo en el tratamiento.